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El haya (Fagus) crece en Europa, Norteamérica y Japón. Algunas veces se producen variaciones debido al clima y a las condiciones de crecimiento. Con un control adecuado de los bosques, resulta una madera perfectamente sostenible. El haya es una madera de veta cerrada, dura y muy versátil y con un patrón de dicha veta muy uniforme. El color varía de un marrón blanquecino o pálido a otro rojizo más oscuro. Cuando se le trata con vapor adquiere un color rosa.

Esta madera se utiliza principalmente para muebles particularmente para bastidores para sillas, ya que se presta a ser doblada o conformada y admite perfectamente la tapicería. Resulta adecuada, asimismo, para la fabricación de piezas torneadas, por lo que se utiliza, con frecuencia, en el torneado de patas, asas y juguetes.

Para su empleo como madera de exposición, el haya puede colorearse para imitar a otras maderas tales como la caoba, el nogal y el roble, pudiendo tratarse con acabados a base de agua, pigmentados, mate o con brillo.

ACABADOS PARA EL HAYA

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Dado que el haya es una madera de veta cerrada no necesita de tapaporos. Sin embargo, algunas veces causa problemas el cruce de las vetas, en cuyo caso se puede utilizar una rasqueta de carpintero durante el lijado final.

Si fuera necesaria una decoloración para aclarar el color de la madera, se descubrirá que los decolorantes formados por dos componentes son los que dan los mejores resultados. Para decolorar la madera hasta un color blanco pueden ser necesarias dos o más aplicaciones.

El haya al natural resulta atractiva por sí misma, aunque pueden utilizarse colorantes pigmentados para conseguir un acabado de color uniforme o para proporcionar una variedad de los mismos y entre los que se incluyen el azul, el tojo y el marrón tradicional. Cuando se intente el emparejamiento de colores en los acabados modernos, la aplicación de los tintes a pistola resulta útil ya que permite conseguir un emparejamiento muy preciso.

Aunque el haya admite muy bien los colorantes, los tintes para madera a base de disolvente pueden llegar a quemarla, produciendo un efecto de oscuridad en la veta. La contraveta debe sellarse con barniz de laca diluido para evitar una penetración excesiva del colorante y un oscurecimiento excesivo de la madera.

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