Mesas bajas. Estas mesitas, a las que se suele dar el nombre de mesas de café,Mesitas deberían llamarse en realidad mesas de sofá, pues actualmente es casi inconcebible un sofá sin una de estas mesas, que sólo ocasionalmente se utilizan para tomar café. En cualquier caso, son de gran utilidad como lugar para depositar temporalmente unas tapas o unas bebidas. Son también soporte de ceniceros, libros, revistas y accesorios, así como de plantas y a veces de flores. Como es obvio, este tipo de mesas necesitan estor provistas de superficies no demasiado delicadas.
La altura dependerá de la altura del sofá, pero deberá permitir un fácil acceso a los objetos colocados sobre ella y dejar algo de espacio para los pies debajo de ella. Su longitud es otra cuestión. Si guarda proporción con el sofá y es larga, cerrará el paso, sobre todo a las personas que se sienten en el centro. Este problema puede superarse sustituyendo la mesa por varios elementos modulares más pequeños, que podrán juntarse o distribuirse a lo largo del sofá, según convenga.
Si dispone de un lugar para guardar objetos, un estante o unos cajones, su utilidad todavía será mayor.
Mesas auxiliares. Parece como si, en una habitación, sea necesario dispones siempre de una mesilla, por pequeña que sea, al alcance de cualquier asiento. Las mesas auxiliares se fabrican en muchos tamaños, formas y estilos:
– Mesas laterales o mesas como soporte de lámparas; se utilizan junto a los sofás o butacas. Quedan mejor si tienen aproximadamente la misma altura que los brazos del mueble que complementan. Con todo, un poco más bajas o más altas que dicho mueble hacen más fácil acceder a ellas y evitan derramamientos de líquidos.
– Mesas de consola o de café; son más altas y más largas y están concebidas para encajar en una pared o en la parte trasera de un sofá.
– Mesas nido, mesas para apilar y mesas para televisión que pueden plegarse simplifican mucho el problema del espacio, al igual que grupos de cubos o cualquier otra forma que encaje.
– En algunos sisemas de muebles modulares los cojines aportan el espacio propio de una mesa.
Mesas de juego. La mayoría de las personas encuentras más cómodo jugar a las cartas o a otros juegos en mesas varios centímetros más bajas que las mesas de comedos corrientes. Si el espacio lo permite, una mesa de juegos permanente, con un mínimo de dos sillas manejables, será un buen recurso cuando sean frecuentes las sesiones de juegos o las comidas informales. La vieja mesa plegable para para jugar a las cartas es ideal cuando las sesiones de juegos son ocasionales, para cenas frías y como mesa auxiliar en las cenas. Actualmente existen versiones más al día tanto por su solidez como por su aspecto.
Mesas de cocina. Después de haber sido suprimidas y estado ausentes de la cocina durante tanto tiempo han vuelto por sus fueros, tanto como mesas de trabajo para la preparación de comidas como para comer en familia. Son más permanentes e incluso más estables que las mesas de comedor, aparte de que pueden disponer de espacio para guardar cosas. Las mesas de cocina deben tener una altura relacionada con la persona que más la utiliza.
Escritorios. El escritorio, que se sitúa en un punto intermedio entre una mesa y un mueble para guerdar objetos, sirve en realidad para ambos fines. Puede ser una simple superficie para escribir, provista únicamente de uno o dos cajones, un compartimento de un mueble modular o un mueble en sí, concebido para escribir, guardar discos y archivar papeles y material de escritorio.
Deberá tener una superficie estable y bien afianzada, especialmente si es plegable o sobresale, y tener la altura conveniente para la persona que la usa más a menudo. ¡Convendrá comprobar concienzudamente estos detalles!(La mayor parte de las mesas de despacho tienen unos 73 cm de altura, pero a veces esta altura no es la apropiada).
Un archivo vertical guardará todos los papeles relacionados con la casa y formar parte de un escritorio; un archivador de dos cajones es un elemento que permite fabricar instantáneamente una mesa, colocando una pieza de contraplacado encima y un soporte de otro tipo cualquiera al otro extremo.
Las dimensiones y dotación de la mesa- escritorio dependerán del usuario. Hay quien tiene por suficiente para sus necesidades un pequeño mostrador de cocina; otros, más dados a escribir y a archivar pueden desear un escritorio más personal, en su propio dormitorio o un estudio aparte. Éste es el caso, por ejemplo del estudiante. Para los trabajos escolares de los pequeños bastará, sin embargo, la mesa de la cocina o del comedor, siguiendo la antigua usanza.
Hablar de mesas- escritorio nos lleva de manera natural a hablar de lugares para guardar objetos.